Caída y auge de los almacenistas
En 1982 conocí por primera vez a los Almacenistas. Entablamos amistad en la luz tenue de una bodega jerezana —con el habitual albero amarillo y húmedo bajo los pies, el alto techo e hileras y más hileras de botas ennegrecidas, extendiéndose hasta donde alcanza la vista—. Los Almacenistas estaban en fila ante mí, con apellidos que en el futuro serían bien conocidos por cualquier amante del jerez: nombres como Vides y García Jarana. Aunque, por supuesto, no fue a los propios jerezanos a quienes conocí, sino simplemente a botellas que llevaban sus nombres. Lustau había lanzado la gama Almacenista el año anterior. Cada botella llevaba la marca Lustau en la etiqueta, pero también el nombre del productor real. ¡Fue fácil enamorarme de todos ellos!
“Almacenista” significa dueño de un almacén o mayorista. Tradicionalmente, estos negocios familiares han envejecido jerez en sus propias bodegas, en ocasiones elaborando también el vino base, aunque es más frecuente que compren el mosto. Los almacenistas no distribuyen sus productos en el mercado, ni tampoco exportan.
Aunque vendan pequeñas cantidades a consumidores locales en la bodega, el negocio de los almacenistas ha estado estrechamente ligado a las grandes empresas expedidoras de jerez. En los días del auge del jerez, los almacenistas cumplían la función de suplir a las grandes bodegas cuando estas no contaban con existencias suficientes. Como ventaja añadida, los vinos que proveían tenían un carácter particular, añadiendo cierta complejidad a la mezcla normal.
Así pues, aunque los almacenistas han sido durante mucho tiempo una parte integral del negocio del jerez, fue Lustau quien tuvo la buena idea de revelar sus identidades y crear una gama especializada. En estos años que han pasado desde 1982, la gama ha cambiado. Algunos de los elaboradores se han convertido en expedidores (hecho que comentaré más abajo).
Estaba fascinada por estos vinos, su carácter original y su historia. Cuando llegó el momento de escribir mi disertación para obtener el título de Master of Wine en 2006, tenía claro que elegiría escribir sobre esas personas que había descubierto tantos años antes en una oscura bodega. Mi tema concreto fue la contribución de los almacenistas a la calidad del vino de Jerez. Como es natural, la disertación incluyó una cata a ciegas de vinos de almacenistas.
No tardé en descubrir que había muy poco material de referencia. Así que la mayor parte de mi investigación consistió en entrevistas exhaustivas. Sin embargo, esto no fue fácil, ya que varias empresas preferían no revelar nada sobre sí mismas y sus finanzas. Siempre estaré agradecida a todos los que colaboraron; comprensiblemente, muchos de ellos se sintieron más a gusto hablando a título extraoficial. César Saldaña, del Consejo Regulador, fue tremendamente generoso con su tiempo, ayudándome a verificar información, como también lo fue Beltrán Domecq, actual presidente del Consejo.
Según descubrí en mi investigación, los almacenistas también fueron muy importantes en Madeira y Oporto. El problema para las familias actuales es que el negocio ha cambiado, hasta quedar irreconocible, con la caída del consumo. No pueden confiar en ser capaces de mantener un negocio estable, con ventas periódicas a los expedidores. Afortunadamente, una ley ha apoyado su viabilidad. Hasta mediados de los 90, las bodegas necesitaban unas existencias mínimas de 12.500 hectolitros de vino para obtener una licencia para embotellar/expedir/vender. En 1996, este mínimo fue reducido a 500 hl. Los almacenistas podían por fin comenzar a embotellar y vender bajo sus propios nombres. El resto del mundo podía descubrir este mundo oculto.
Entre los “conversos” más recientes de almacenista a expedidor que puedes visitar actualmente figura Gutiérrez de Colosía, una bodega única que sigue funcionando en El Puerto de Santa María y donde también me ayudaron mucho en mis investigaciones sobre la historia de la región. El Maestro Sierra es otro antiguo almacenista, un vino que estaba en esa primera gama de Lustau, pero que ahora ha dejado el nido para ser independiente.
El triángulo del jerez nunca había sido tan emocionante.
A pesar de que el número de almacenistas ha descendido, por lo menos ahora están obteniendo el reconocimiento que merecen. Lustau comenzó ese proceso, y en los últimos 17 años el enólogo Manuel Lozano cuidó de un modo excelente de estas series especiales, asegurándose de que conservaran su individualidad y su calidad. Su gran labor fue reconocida con el título de Mejor Enólogo de Vinos Generosos en nada menos que siete ocasiones en el International Wine Challenge. Tristemente, Lozano falleció el año pasado de manera repentina.
La serie Almacenista de Lustau continúa, y otros productores están lanzando sus propias ediciones limitadas. El jerez, que una vez fue ese vino venerable e inmutable, ha descubierto una energía renovada: los vinos de almacenista, de añada, en rama y de viña única. El triángulo del jerez nunca había sido tan emocionante.
Sarah Jane Evans MW @SJEvansMW
Sarah Jane Evans MW es una escritora galardonada especializada en vinos, con un interés particular en el jerez. Para obtener el título de Master of Wine, escribió una disertación sobre los almacenistas de Jerez. Por sus servicios a los vinos de España, ha sido nombrada Formadora Homologada del Vino de Jerez, Dama de Solear (en referencia a la manzanilla de Barbadillo) y miembro de la Gran Orden de Caballeros del Vino. Escribe con regularidad para Decanter sobre vinos españoles, y es copresidenta de los Decanter World Wine Awards para los vinos españoles y de Jerez, así como miembro del jurado en competiciones internacionales de vino. A lo largo de su carrera, ha presidido la revista BBC Good Food y el Guild of Food Writers; actualmente, preside el Institute of Masters of Wine. Sarah Jane tiene un interés especial en el sabor y el gusto. Es una miembro fundadora de la Academy of Chocolate, y disfruta particularmente de introducir a la gente en el mundo de los vinos de Jerez a través de maridajes con chocolate y otros alimentos.
Pies de foto:
Sarah Jane Evans MW con Doña Pilar Pla Pehovierto y María del Carmen Borrego Pla, de El Maestro Sierra
Lustau, un antiguo almacenista que ahora vende vinos de otros almacenistas
Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las de sus autores y no representan necesariamente las del Consejo Regulador.


13 Enero 2017